“La verdad es el alimento de la mente y, por lo tanto, es esencial para el crecimiento de la misma”. W. Bion
Una de las grandes interrogantes de cualquier padre, madre, educador(a) o tutor(a) se resume en preguntarnos si es necesario que mi hijo o hija tenga conocimiento sobre temas que competen a los adultos; sobre la historia familiar del pasado, la muerte de algún ser querido, una enfermedad, discapacidad, divorcio, situaciones sociales etc. No queremos que tengan una experiencia amarga a tan corta edad, en la mayoría de dichas situaciones buscamos la mejor manera de transmitir lo acontecido, pero no siempre tenemos muy claro cómo acercarnos a ellos y con qué finalidad.
Hemos sostenido la idea de que ante cualquier situación los niños(as) se adaptan, son moldeables o no tienen la capacidad suficiente para entender lo que pasa a su alrededor, omitiendo la existencia de su mundo interno y las fantasías que de ahí se despliegan,
corremos el riesgo de asumir que debido a su etapa de desarrollo en algún punto lograrán entender su mundo externo.
Cuando hablamos de etapa infantil en psicoanálisis viene inmediatamente a la mente Melanie Klein, psicoanalista que dedicó gran parte de su obra a explicar los componentes inconscientes que se ven implicados en el desarrollo emocional y mental de la infancia. Vale la pena destacar que, al referirnos a fantasías, como lo hicimos anteriormente, aludimos a lo que Klein llamó fantasías inconscientes. “Las fantasías inconscientes están siempre presentes y activas en todo individuo... determina el estado psíquico del sujeto y su relación con la realidad externa. La fantasía inconsciente influye y altera constantemente la percepción o la interpretación de la realidad, de la misma manera la realidad ejerce su impacto sobre la fantasía inconsciente” (Segal H., 1982). La fantasía viene a satisfacer los deseos subyacentes de la realidad externa. Por otro lado, puede ser también una defensa ante experiencias desagradables. Más allá de lo que el niño o niña pueda imaginarse, encuentra toda una estructura psíquica compuesta de experiencias reales y deseos inconscientes que construyen la vida mental de su adultez futura.
Aunado a lo que compone el mundo interno del niño(a) se encuentra lo que Bion llamaba "deseo innato de conocer", deseo inscrito en todo ser humano de querer conocerse a sí mismo y a los demás. Así mismo, Bion consideró la tolerancia a la frustración como un factor trascendental desde el nacimiento, necesario para el proceso de formación de pensamientos y la capacidad de pensar, es decir, de conocer la verdad. “El hombre necesita expresar que se trata de algo que necesita buscar y encontrar, y que es esencial para la satisfacción de su curiosidad” (Poblete, 2009). Para Bion el descubrimiento de la verdad ofrece la posibilidad de crecimiento mental en el individuo, no obstante, ésta puede ser dolorosa: “Esforcémonos en ver las cosas como son y, luego, veamos si hemos de quejarnos. Yo no sé si ver la vida como es nos dará gran consuelo; pero el consuelo que se desprende de la verdad, si ha de haber alguno, es consistente y duradero; mientras aquel que se deriva del error debe ser, como su mismo origen, falaz y huidizo” (Bion, 1960). La importancia de tolerar la frustración organiza la mente para ser capaz de aprender de la experiencia y tolerar la verdad sobre nosotros mismos, en relación con los demás y el mundo.
Los niños(as) perciben e introyectan sus vivencias conforme sus recursos emocionales; como adultos es nuestra labor ofrecer un continente necesario para que puedan elaborar sus experiencias. Pero ante situaciones complejas y dolorosas ¿Por qué tememos tanto a mostrar la verdad? Es posible que necesitemos elaborar primero dichas experiencias que se viven como sofocantes en ciertos momentos de la vida y que al no encontrar cómo contenerlas, nos sintamos incapaces de contener las de un otro, en este caso, un hijo(a), un(a) paciente, un sobrino(a), un alumno(a). Sin embargo, la mente del niño(a) exige una explicación, merece el respeto a su existencia; al no conocer la verdad sobre lo que le rodea o sobre sí mismo lo puede inundar de confusión y angustia. Las fantasías inconscientes que de ahí se deriven encontrarán un lugar en la psique donde puedan ser reconfortadas. Desde la perspectiva de Bion, las experiencias emocionales necesitan ser digeridas para poder ser asimiladas por la personalidad.
El temor de generar un dolor innecesario o un conflicto mayor por dar a conocer una incógnita nos detiene. No obstante, la verdad ofrece una calma interna, mucho más grande que el dolor al conocerla, el impacto emocional en los niños(as) cuando crecen es mucho mayor al vivir bajo escenas inventadas o simplemente inexistentes de explicación. Crecer en la verdad puede otorgar al infante más recursos intrapsíquicos para entenderse a sí mismo, para tomar decisiones y tolerar el dolor.
Imágenes del artista Roby Dwi Antono.
Bibliografía
Bion, W. (1997). Aprendiendo de la experiencia. Barcelona: Paidos.
Poblete, Diana. (2009). Primeras conceptualizaciones de W.R. Bion sobre la problemática de la verdad. Sus implicancias en el crecimiento mental, 02 febrero 2022, de I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVI Jornadas de Investigación Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Sitio web:https://www.aacademica.org/000-020/699.pdf
Segal, Hanna. (1982). lNTRODUCCION ALA OBRA DE MELANIE KLEIN. Barcelona y BuenosAires: Ediciones Paidos.
-ATENCIÓN PSICOLÓGICA VIRTUAL
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